SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

Algunas de las imágenes que acompañan las diferentes entradas de este Blog pueden provenir de fuentes anónimas de la red y se desconoce su autoría. Si alguna de ellas tiene derechos reservados, o Ud. es el titular y quiere ser reconocido, o desea que sea quitada, contacte conmigo. Muchas gracias


jueves, 18 de abril de 2024

19 ABRIL VOTOS PERPETUOS DON ORIONE ANTE PIO X

                                         




Carta confidencial a los Hijos de la Divina Providencia, a los antiguos alumnos y a los bienechores

Tortona, Pentecostés de 1912.

Queridísimos en Jesucristo:

            El 19 de abril de este año será un día de eterna recordación. Eran las 12 cuando fuí introducido a la presencia de nuestro Santo Padre Pío X, en audiencia privada.

            Allí estaba él en su estudio, todo blanco y sonriente, de pie ante su mesa de trabajo, puesta en mí la mirada llena de dulcísimo amor. Yo sentía una apremiante necesidad de postrarme a sus pies y de escucharlo acerca de muchas cosas, a pesar de haberlo visto, pocos días antes, el Jueves Santo, 4 de abril cuando obtuviera asistir a su Misa y satisfacer mi vivo deseo de recibir la Comunión Pascual de sus veneradas manos. Así pues, me he arrodillado ante él con todo el amor de hijo, besándole afectuosímamente el Pie y la Mano. El Papa se sentó, y con toda su bondad de Padre quiso que me sentara a su lado y lo informase, y con mucho afecto pidió noticias, hasta muy detalladas, acerca de la naciente Congregación. También en esta ocasión, como siempre, se dignó mostrar un amor especial para con la "Pequeña Obra de la Divina Providencia", y en esto igualmente se evidencia la gran humildad del Vicario de Ntro. Señor Jesucristo. Yo me hallaba enteramente confundido ante tanta afabilidad; pero he podido referir lo que ustedes, oh mis queridos hermanos: sacerdotes, ermitaños y coadjutores, hacen con la ayuda que nos da la Providencia del Señor. Y obsevaba que el Santo Padre se conmovía grandemente y se interesaba por nuestra pequeñez, ¡querido Santo Padre! y por nuestra nada, y a cada buena noticia sonreía como quien escucha cosas que le satisfacen y se alegra de ellas en Dios. (...)

Acerca pues de muchas cosas tenía necesidad de conocer con claridad la voluntad de Dios, y por eso cuando me hallé ante el Santo Padre, sin abandonar la suma reverencia que se le debe, animado por su bondad he abierto al Papa el estado de mi ánimo, exponiéndole todo aquello que me parecía deberle decir. Y la palabra del Vicario de Jesucristo llegó hasta mí clara, precisa y plena de fe y de paternal bondad. (...)

             En aquellos santos momentos pues, viendo tanta confianza, tan paternal y divina caridad en el Santo Padre hacia la Pequeña Obra, yo he osado pedirle una gracia grandísima. 

            Y el Santo Padre me dijo sonriendo: - Veamos un poco en que consiste esta gracia grandísima.

Entonces le he expuesto humildemente como siendo fin principal y fundamental de nuestro Instituto el de dirigir todos nuestros pensamientos y nuestras acciones al incremento y a la gloria de la Iglesia; para difundir y arraigar primeramente en nuestros corazones, y luego en el corazón de los pequeños el amor al Vicario de Cristo, le rogaba, debiendo hacer los votos religiosos perpetuos, que se dignase en su caridad recibirlos en sus propias manos, siendo y queriendo ser este Instituto todo amor y cosa por entero del Papa.

            Y el Santo Padre, con cuanta consolación de mi alma jamás podré expresarlo, me dijo enseguida y con mucho placer, que sí. Le dí las gracias y la audiencia continuó. Pero ya terminada, pregunté a Su Santidad cuando creía que debiera volver para emitir los santos votos. Y entonces nuestro Santo Padre me respondió: "Pues enseguida".

            ¡Dios mío, qué momento aquél!

            Me arrojé de rodillas ante el Santo Padre. Le abracé y besé los pies benditos. Saqué del bolsillo un librito que los pequeños Hijos de la Divina Providencia conocerán, y que yo llevaba conmigo, presintiendo la gracia. Lo abrí por donde está la fórmula de los santos votos, página en que de ante mano había colocado una señal.

Pero en aquel momento tan solemne y tan santo, recordé que, según las normas canónicas, sería necesarios dos testigos, y los testigos faltaban, pues la audiencia era particular y privada.

            Entonces levanté los ojos hacia el Santo Padre y osé decirle:
 - Padre Santo, como su Santidad sabe, se necesitarían dos testigos, a menos que su santidad se digne dispensar.

            Y el Papa, mirándome dulcísimamente y con una sonrisa celestial en los labios, me dijo: -
 "Harán de testigos mi Angel Custodio y el tuyo!..."

            ¡Oh, felicidad del Paraíso! Amado Señor Jesús, ¡cómo me has confundido por aquel poco de amor que, con tu gracia, te he tenido a Tí y a tu Vicario en la tierra! ¡Bendito seas eternamente, oh mi Señor, eternamente seas bendito!

            Postrado pues, a los pies del Santo Padre Pío X como a los pies mismos de Nuestro Señor Jesucristo (.....), he emitido mis votos religiosos perpetuos, y una especial y solemne promesa; un explícito y verdadero juramento de amor hasta la consumación de mi mismo y de fidelidad eterna a los pies y en las manos del Vicario de Jesucristo. (...) Y dos ángeles hacían de testigos; el ángel mismo de nuestro Santo Padre...

Antes de salir de la audiencia, he dado las gracias a Su Santidad desde lo más hondo del alma, y le he prometido que, con la ayuda del Señor, habríamos de rogar siempre por Él y por la Santa Iglesia: ¡qué estaríamos siempre con Él!, e imploré una bendición grande como grande es su corazón, como es el Corazón de Dios, no sólo para mí, sino también para ustedes, oh queridos Hijos míos de la Divina Providencia: Sacerdotes, ermitaños, clérigos y coadjutores todos; para ustedes, queridos y pequeños trabajadores de nuestras Colonias agrícolas; y para ustedes, mis siempre inolvidables y queridísimos antiguos Alumnos de todas las Casas. Y el Papa los bendijo a todos tiernísimamente. (....)

            ¡Ah, que la memoria de Pío X se conserve siempre y pase en bendición entre todos los Hijos de la Divina Providencia! (....)

            Participemos vivamente de las alegrías de la Iglesia y del Papa; de los dolores, las esperanzas y los temores de la Iglesia y del Papa, sintiendo en todo y por todo con la Iglesia y con el Papa.

            ¡El Papa! ¡He aquí nuestro credo, y el único credo de nuestra vida y de nuestro Instituto!



                 Sacerdote LUIS ORIONE

                          de la Divina Providencia





miércoles, 17 de abril de 2024

LA OBRA ES PARA LOS POBRES MÁS POBRE

 El mensaje de Don Orione, en el artículo 2 del Capítulo I de las Constituciones, del 22 de julio de 1936, escrito de su puño y letra. “Quede por tanto bien establecido que la Pequeña Obra, confiada a la única infinita bondad y ayuda de la Divina Providencia, queriendo configurarse, lo más perfectamente posible, al ejemplo dejado por el Hijo de Dios, es para los pobres, en los que ve y sirve a nuestro Señor Jesucristo, y quiere estar fundada en la humildad”. texto está ahora incluido en el artículo 15 de las Constituciones.

Con la inequívoca y categórica expresión “Quede por tanto bien establecido que la Pequeña Obra es para los pobres”, Don Orione ha querido poner en el fin carismático un vínculo en relación a las personas a las que va dirigida la obra caritativa de la Congregación. El fin eclesial-papalino (“llevar a la Iglesia y al Papa”) a perseguir “mediante las obras de caridad” está determinado, más aún “bien definido” en la elección de los destinatarios: "Nosotros estamos para los más pobres, para los más pobres. Los trapos de la Divina Providencia son para los hijos de las clases humildes más proletarias, más necesitadas… Digo esto e insisto para trazar el surco, y no es la primera vez".

En un escrito muy significativo sobre el fin carismático, después de haber nombrado a los Jesuitas, Escolapios, Barnabitas, Salesianos, Maristas “y otras comunidades similares”, afirma “otra Misión y otro vastísimo campo nos ha abierto la Divina Providencia. Nosotros hemos sido llamados a ser los hijos de la Divina Providencia, la mano de la Divina Providencia, los instrumentos inteligentes de la Divina Providencia para aquellos, para todos aquellos que, careciendo de providencia humana, tienen necesidad, mayor necesidad, de la Providencia Divina”. 

Don Flavio Peloso

 





martes, 16 de abril de 2024

LA IGLESIA DEBERÁ TRATAR CON LOS PUEBLOS



 

 
Vivimos en un período de transición de la Humanidad.

A nuestro alrededor se está produciendo una transformación radical de la sociedad, en el gobierno de los pueblos, en las relaciones de la vida humana.

Todas estas mutaciones pueden resumirse, en una palabra: ha llegado la hora de la democracia, de la soberanía de los poderes populares...

Todo esto se cumple por designio de la Divina Providencia. El Evangelio es la semilla de redención de los pueblos. Todo el que tenga los ojos abiertos reconocerá que ha terminado el tiempo de los gobiernos "paternales".

Hasta ahora, la Iglesia trató con las dinastías. De aquí en más deberá tratar con los pueblos, sin admitir intermediarios. Los pueblos la conocen.

En 1905, cuando la organización política de los pueblos oscilaba entre las monarquías tradicionales que pugnaban por mantenerse, y las democracias limitadas que pugnaban por ampliarse, Don Orione toma posición decididamente por la democracia.

Es la Iglesia quien bautiza a los pueblos. La Iglesia bendijo a los Longobardos y los convirtió en seres civilizados; bendijo a los salvajes y rompió sus cadenas. La redención viene de la Iglesia.

Ahora la democracia avanza y la Iglesia –digámoslo sin temor– sabrá bautizarla. Solamente ella tiene todo lo necesario para esa alta y divina misión, no quien se rebela o se aleja de la Iglesia. Sólo Ella está segura de transitar los caminos de la Providencia, y tan sólo siguiéndola podemos estar tranquilos. Aun que esos caminos puedan parecernos oscuros, siempre son rectos.

Hijos míos de la Divina Providencia y amigos: no basta ya con trabajar, orar y callar. Ha llegado la hora de tomar una posición clara, en nuestro puesto.

 

lunes, 15 de abril de 2024

DON ORIONE FUNDADOR DE UNA ESPIRITUALIDAD MISIONERA

 

“Don Orione fundó una espiritualidad misionera basada en dos amores: Dios y los pobres". Su carisma en pocas palabras. Si quieres llegar a la tierra de Dios, debes ir a la tierra de los pobres”

Don Orione no dudaría en colocarse al lado de Papa Francisco, que ha quedado casi solo en su lucha contra la falsa y pasiva política en favor de los inmigrantes. Gritaría contra la globalización de la indiferencia. También lloraría contra una parte de la Iglesia pasiva y cerrada que olvida su razón de ser: la misión de los más necesitados. Y, por último, gritaría en contra de aquellos de sus discípulos que se han acomodado y ocupados en servicios que, de misionero, tienen bien poco”. con el fin de estar en el camino del Fundador “a la cabeza de los tiempos”- sea necesario implementar una efectiva “fidelidad al Evangelio, al Fundador, a la oración, a la vida comunitaria y fraterna, a la pobreza evangélica, al Pueblo de Dios, a la internacionalidad". Estos fueron los aspectos más destacados de su conferencia a través de los cuales ha construido un cuadro claro de cómo ser verdaderos discípulos misioneros., son palabras del padre Teresino Serra, misionero y ex superior general de la congregación de los Combonianos, fundada por San Daniele Comboni en el  VI Encuentro Internacional Misionero Orionino que se desarrolla en Montebello (Italia)

En Don Orione, para decirlo con el “Documento de Puebla” siempre se dió “Una Opcion Preferencial por los Pobres”. Se siente identificado con los obreros, los campesinos, los más marginados; ellos son los “tesoros de la Iglesia”, los “preferidos de Cristo”

Su acción se desplegó entre el pueblo pobre y no sólo lo motiva la situación de miseria moral y material que éste vivía sino también su profundo convencimiento de que los pobres son los nuevos protagonistas de la historia, son los que harán el mundo que viene, y lo harán con Cristo o sin Cristo, de allí su grito angustioso:  “¿Qué hicimos por el pueblo?, y su consigna: “Es necesario ir al pueblo, sacrificarse, matarse, pero hacerlo cristiano...”

“... ¡Hagámonos apóstoles! El mundo necesita apóstoles. Cuántos se hubieran salvado de haber encontrado un apóstol con el pecho pletórico de la caridad de Dios y de ¡os hombres. ¡Hagámonos apóstoles!. ¡Trabajemos y oremos!... Los buenos podrían trabajar más. Ninguno debe encerrarse en su casa, ninguno debe conformarse con mirar desde la ventana, con la nariz apoyada en los vidrios, al que se precipita de cabeza en la ruina: eso sería crueldad, egoísmo. ¡Dios está con nosotros! Si la casa se Incendia ¿nos quedaremos mirando? El trabajo es la gran ley constitutiva del género humano: ¡Laboremus! ¡Laboremus! Trabajamos para salvar a todos. ¡Hagámonos apóstoles!” (“La Va¡ Staffora”, de Cegni, 15.51.1919).13

En Don Orione, para decirlo con el “Documento de Puebla” siempre se dió “Una Opcion Preferencial por los Pobres”. Se siente identificado con los obreros, los campesinos, los más marginados; ellos son los “tesoros de la Iglesia”, los “preferidos de Cristo”

Su acción se desplegó entre el pueblo pobre y no sólo lo motiva la situación de miseria moral y material que éste vivía sino también su profundo convencimiento de que los pobres son los nuevos protagonistas de la historia, son los que harán el mundo que viene, y lo harán con Cristo o sin Cristo, de allí su grito angustioso:  “¿Qué hicimos por el pueblo?, y su consigna: “Es necesario ir al pueblo, sacrificarse, matarse, pero hacerlo cristiano...”

“... ¡Hagámonos apóstoles! El mundo necesita apóstoles. Cuántos se hubieran salvado de haber encontrado un apóstol con el pecho pletórico de la caridad de Dios y de ¡os hombres. ¡Hagámonos apóstoles!. ¡Trabajemos y oremos!... Los buenos podrían trabajar más. Ninguno debe encerrarse en su casa, ninguno debe conformarse con mirar desde la ventana, con la nariz apoyada en los vidrios, al que se precipita de cabeza en la ruina: eso sería crueldad, egoísmo. ¡Dios está con nosotros! Si la casa se Incendia ¿nos quedaremos mirando? El trabajo es la gran ley constitutiva del género humano: ¡Laboremus! ¡Laboremus! Trabajamos para salvar a todos. ¡Hagámonos apóstoles!” (“La Va¡ Staffora”, de Cegni, 15.51.1919).13