Carta confidencial a los Hijos de la Divina Providencia, a los antiguos alumnos y a los bienechores
¿SABÍAS?MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS
SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA
¿ Y SU ORIGEN? :
El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".
¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...
¿Cuál es el fìn del MLO?
Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.¿Cómo lograr esto?
A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.
¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.
Algunas de las imágenes que acompañan las diferentes entradas de este Blog pueden provenir de fuentes anónimas de la red y se desconoce su autoría. Si alguna de ellas tiene derechos reservados, o Ud. es el titular y quiere ser reconocido, o desea que sea quitada, contacte conmigo. Muchas gracias
El mensaje de Don Orione, en el artículo 2 del Capítulo I de las Constituciones, del 22 de julio de 1936, escrito de su puño y letra. “Quede por tanto bien establecido que la Pequeña Obra, confiada a la única infinita bondad y ayuda de la Divina Providencia, queriendo configurarse, lo más perfectamente posible, al ejemplo dejado por el Hijo de Dios, es para los pobres, en los que ve y sirve a nuestro Señor Jesucristo, y quiere estar fundada en la humildad”. texto está ahora incluido en el artículo 15 de las Constituciones.
Con la
inequívoca y categórica expresión “Quede por tanto bien establecido que la
Pequeña Obra es para los pobres”, Don Orione ha querido poner en el fin
carismático un vínculo en relación a las personas a las que va dirigida la obra
caritativa de la Congregación. El fin eclesial-papalino (“llevar a la Iglesia y
al Papa”) a perseguir “mediante las obras de caridad” está determinado, más aún
“bien definido” en la elección de los destinatarios: "Nosotros estamos
para los más pobres, para los más pobres. Los trapos de la Divina Providencia
son para los hijos de las clases humildes más proletarias, más necesitadas…
Digo esto e insisto para trazar el surco, y no es la primera vez".
En un escrito muy significativo sobre el fin carismático, después de haber nombrado a los Jesuitas, Escolapios, Barnabitas, Salesianos, Maristas “y otras comunidades similares”, afirma “otra Misión y otro vastísimo campo nos ha abierto la Divina Providencia. Nosotros hemos sido llamados a ser los hijos de la Divina Providencia, la mano de la Divina Providencia, los instrumentos inteligentes de la Divina Providencia para aquellos, para todos aquellos que, careciendo de providencia humana, tienen necesidad, mayor necesidad, de la Providencia Divina”.
A nuestro alrededor se está produciendo una transformación radical de la sociedad, en el gobierno de los pueblos, en las relaciones de la vida humana.
Todas estas mutaciones pueden resumirse, en una palabra: ha llegado la hora de la democracia, de la soberanía de los poderes populares...
Todo esto se cumple por designio de la Divina Providencia. El Evangelio es la semilla de redención de los pueblos. Todo el que tenga los ojos abiertos reconocerá que ha terminado el tiempo de los gobiernos "paternales".
Hasta ahora, la Iglesia trató con las dinastías. De aquí en más deberá tratar con los pueblos, sin admitir intermediarios. Los pueblos la conocen.
En 1905, cuando la organización política de los pueblos oscilaba entre las monarquías tradicionales que pugnaban por mantenerse, y las democracias limitadas que pugnaban por ampliarse, Don Orione toma posición decididamente por la democracia.
Es la Iglesia quien bautiza a los pueblos. La Iglesia bendijo a los Longobardos y los convirtió en seres civilizados; bendijo a los salvajes y rompió sus cadenas. La redención viene de la Iglesia.
Ahora la democracia avanza y la Iglesia –digámoslo sin temor– sabrá bautizarla. Solamente ella tiene todo lo necesario para esa alta y divina misión, no quien se rebela o se aleja de la Iglesia. Sólo Ella está segura de transitar los caminos de la Providencia, y tan sólo siguiéndola podemos estar tranquilos. Aun que esos caminos puedan parecernos oscuros, siempre son rectos.
Hijos míos de la Divina Providencia y amigos: no basta ya con trabajar, orar y callar. Ha llegado la hora de tomar una posición clara, en nuestro puesto.
“Don Orione fundó una espiritualidad misionera basada en dos amores: Dios y los pobres". Su carisma en pocas palabras. Si quieres llegar a la tierra de Dios, debes ir a la tierra de los pobres”
Don Orione no dudaría en colocarse al lado de Papa Francisco, que ha quedado casi solo en su lucha contra la falsa y pasiva política en favor de los inmigrantes. Gritaría contra la globalización de la indiferencia. También lloraría contra una parte de la Iglesia pasiva y cerrada que olvida su razón de ser: la misión de los más necesitados. Y, por último, gritaría en contra de aquellos de sus discípulos que se han acomodado y ocupados en servicios que, de misionero, tienen bien poco”. con el fin de estar en el camino del Fundador “a la cabeza de los tiempos”- sea necesario implementar una efectiva “fidelidad al Evangelio, al Fundador, a la oración, a la vida comunitaria y fraterna, a la pobreza evangélica, al Pueblo de Dios, a la internacionalidad". Estos fueron los aspectos más destacados de su conferencia a través de los cuales ha construido un cuadro claro de cómo ser verdaderos discípulos misioneros., son palabras del padre Teresino Serra, misionero y ex superior general de la congregación de los Combonianos, fundada por San Daniele Comboni en el VI Encuentro Internacional Misionero Orionino que se desarrolla en Montebello (Italia)
En Don Orione, para decirlo con el “Documento de Puebla” siempre se dió “Una Opcion Preferencial por los Pobres”. Se siente identificado con los obreros, los campesinos, los más marginados; ellos son los “tesoros de la Iglesia”, los “preferidos de Cristo”
Su acción se desplegó entre el pueblo pobre y no sólo lo motiva la situación de miseria moral y material que éste vivía sino también su profundo convencimiento de que los pobres son los nuevos protagonistas de la historia, son los que harán el mundo que viene, y lo harán con Cristo o sin Cristo, de allí su grito angustioso: “¿Qué hicimos por el pueblo?, y su consigna: “Es necesario ir al pueblo, sacrificarse, matarse, pero hacerlo cristiano...”
“... ¡Hagámonos apóstoles! El mundo necesita apóstoles. Cuántos se hubieran salvado de haber encontrado un apóstol con el pecho pletórico de la caridad de Dios y de ¡os hombres. ¡Hagámonos apóstoles!. ¡Trabajemos y oremos!... Los buenos podrían trabajar más. Ninguno debe encerrarse en su casa, ninguno debe conformarse con mirar desde la ventana, con la nariz apoyada en los vidrios, al que se precipita de cabeza en la ruina: eso sería crueldad, egoísmo. ¡Dios está con nosotros! Si la casa se Incendia ¿nos quedaremos mirando? El trabajo es la gran ley constitutiva del género humano: ¡Laboremus! ¡Laboremus! Trabajamos para salvar a todos. ¡Hagámonos apóstoles!” (“La Va¡ Staffora”, de Cegni, 15.51.1919).13
En Don Orione, para decirlo con el “Documento de Puebla” siempre se dió “Una Opcion Preferencial por los Pobres”. Se siente identificado con los obreros, los campesinos, los más marginados; ellos son los “tesoros de la Iglesia”, los “preferidos de Cristo”
Su acción se desplegó entre el pueblo pobre y no sólo lo motiva la situación de miseria moral y material que éste vivía sino también su profundo convencimiento de que los pobres son los nuevos protagonistas de la historia, son los que harán el mundo que viene, y lo harán con Cristo o sin Cristo, de allí su grito angustioso: “¿Qué hicimos por el pueblo?, y su consigna: “Es necesario ir al pueblo, sacrificarse, matarse, pero hacerlo cristiano...”
“... ¡Hagámonos apóstoles! El mundo necesita apóstoles. Cuántos se hubieran salvado de haber encontrado un apóstol con el pecho pletórico de la caridad de Dios y de ¡os hombres. ¡Hagámonos apóstoles!. ¡Trabajemos y oremos!... Los buenos podrían trabajar más. Ninguno debe encerrarse en su casa, ninguno debe conformarse con mirar desde la ventana, con la nariz apoyada en los vidrios, al que se precipita de cabeza en la ruina: eso sería crueldad, egoísmo. ¡Dios está con nosotros! Si la casa se Incendia ¿nos quedaremos mirando? El trabajo es la gran ley constitutiva del género humano: ¡Laboremus! ¡Laboremus! Trabajamos para salvar a todos. ¡Hagámonos apóstoles!” (“La Va¡ Staffora”, de Cegni, 15.51.1919).13